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Modelo de subasta inversa

Modelo de subasta inversa

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Modelo de



subasta inversa









 







La teoría de subasta inversa identifica variables



como: objeto, participantes, información (simétrica o asimétrica), valoración



del objeto (privado o común), tiempo, regulación, aversión al riesgo y pujas, a



continuación se definen cada una de ellas:








 







Objeto:



definición del bien









 







La



primera variable es el objeto por subastar. El bien o servicio por ser



subastado tiene que ser definido claramente de tal forma que no existan dudas



sobre el mismo y la única variable que quede por definir sea el precio. Se



podrá subastar un único objeto o múltiples unidades de un mismo bien, o varios



bienes o servicios homogéneos en la misma subasta, si la entidad estatal



quisiera que haya un sólo ganador de la subasta que obtenga todas las unidades,



bienes o servicios subastados en un único lote (Usategui, 2008, p. 102).







 







Participantes: Jugadores









 







En las subastas inversas públicas se



identifican dos tipos de jugadores. Los primeros son los compradores los cuales



se denominarán licitantes y el vendedor que en este caso es la entidad estatal.



El vendedor es quien establece las reglas y el precio final al cual está



dispuesto a asignar el bien y que cree es la mayor valoración del proponente



ganador, siendo desconocida para él la valoración de cada comprador posible



(Parra, 2013, p. 7).







Información (simétrica o asimétrica)









 







El primer componente de información es la que



posee el comprador sobre las valoraciones de los licitantes, el comprador no



tiene una idea clara sobre la valoración del objeto por parte de los licitantes



y es precisamente parte del objetivo determinar el valor real del objeto.  Igualmente se encuentra la información de los



licitantes sobre las valoraciones propias y ajenas, si un licitante posee mayor



información cualquiera que sea sobre las valoraciones del objeto de los otros



participantes inducirá a asimetrías que pueden ser utilizadas por el jugador



con mayor nivel de información para mejorar su estrategia de oferta.  Así entre mayor simetría de información de



los participantes menor será el valor esperado de venta del objeto y por lo



tanto es mejor que exista información incompleta para obtener un menor precio



de adjudicación (Infante, 2013, p. 2). 








 







Tiempo









 







Se parte de que esta variable no debería



influir en la determinación de la estrategia porque se asume que un jugador



determinará su puja óptima sin tenerlo en cuenta. Sin embargo, es intuitivo que



si existen restricciones de tiempo se tenderá a recibir un mayor número de



ofertas y mejores ofertas hacia el final de las subastas; comportamiento



producto del egoísmo del jugador e intentando primero ofertar por debajo si



intuye que su oferta es la ganadora, pero a medida que pasa el tiempo irá



aproximándose a su puja óptima mientas aumenta su oferta para lograr ser el



ganador (Infante, 2013, p. 3).







 







Valoración









 







Cuando se habla de valoración en una subasta se



hace referencia a la utilidad que le puede proporcionar el bien a quien lo



adquiere o qué tan feliz lo puede hacer debido a su afición o apego por ese



bien, el licitante entonces le asigna basado en sus creencias o gustos un valor



monetario o sentimental a ese bien (Parra, 2013, p. 7).







Dentro de las valoraciones



existen unas privadas y otras comunes. Cuando los participantes en una subasta



conocen su valor preciso por el bien, pero no el de los demás, se habla de una



valoración propia; es decir, cada uno le ha asignado un valor distinto al bien



ofertado (Parra, 2013, p. 7). Esta valoración será máximo el presupuesto



oficial de la contratación.







 







Cada potencial comprador



conoce su valoración del objeto pero la de los demás no; es decir, su



valoración es independiente de la de los demás. En otros términos, las



valoraciones del licitante en la subasta son anónimas, independientes de los



demás, donde sólo conocen su valoración pero la de los demás licitantes no.



Podríamos decir, entonces, que toman las valoraciones del bien de una misma



distribución de probabilidad y su función de probabilidad es la misma. Por consiguiente,



estaríamos hablando de subastas simétricas (Parra, 2013, p. 7).







 







La valoración común se



presenta en una subasta, si las valoraciones de los participantes son casi



iguales. Un caso concreto y muy conocido por todos es la subasta que se realiza



para la adquisición de los derechos de exploración de un campo petrolero



(Parra, 2013, p. 7).







 







Regulación









 







El



establecimiento de reglas claras de adjudicación y participación puede



influenciar el comportamiento de los jugadores. Un vendedor con menor credibilidad



puede generar desconfianza en los jugadores y hacer que sus pujas disminuyan



por el riesgo incurrido en la participación en el evento.  Deben existir reglas explícitas y



credibilidad en su aplicación por parte del subastador para que los



participantes puedan elaborar una estrategia de puja
(Infante,



2013, p. 4).








 







Riesgo









 







La entidad estatal y los



licitantes son neutrales frente al riesgo, ya que los licitantes no incurren en



ningún costo por participar en la subasta; 



deciden sus pujas independientemente, 



sin ponerse de acuerdo o coludir al realizarlas, asignando basado en sus



creencias, un valor monetario a su valoración. El precio mínimo aceptable es



cero; esto es, la entidad estatal está dispuesta a vender lo que se subasta a



cualquier precio positivo, el precio con el que se asigna la subasta es el del



licitante que más lo valora (Usategui, 2008, p. 20).








 







Pujas









 







La puja se puede definir como



la cantidad de dinero que ofrece o está dispuesto a pagar el licitante por el



bien que se subasta basado en su valoración, el pago a realizar en la subasta



depende sólo de las pujas realizadas y la puja adjudicataria es la de mayor



valoración (Parra, 2013, p. 7).







 







Precio









 







Es el valor a la que se



adjudica la subasta.







 







Modelo









 







Con base en las variables definidas anteriormente a



continuación se define el Modelo Simétrico de Valores Privados con neutralidad



ante el riesgo. (MSVPN), (Usategui, 2008, p. 20) bajo los siguientes supuestos,



así:








 







1.   



Se subasta un único objeto, derecho o servicio



múltiples unidades de un mismo bien, o varios bienes o servicios homogéneos en



la misma subasta








2.   



La valoración del objeto es privada para cada



proponente e independiente de la valoración de los demás, es decir, cada



individuo conoce su valoración, pero no las de los demás, aunque sabe que



proceden de una distribución uniforme [0, k], donde k es el presupuesto oficial



de la subasta.








3.   



El proponente i tiene una valoración vi que



es una extracción aleatoria de una distribución uniforme [0, k] donde k > 0.








4.   



Los proponentes son simétricos, en el sentido



de que sus valoraciones se pueden considerar como extracciones independientes



de la misma distribución de probabilidad, todas las valoraciones proceden de la



misma distribución de 0 hasta k, donde k es el presupuesto oficial de la



subasta








 







Esta



distribución de probabilidad puede establecerse, por ejemplo, a partir de



experiencias anteriores en subastas similares. Así, la entidad estatal no



distingue, a priori, diferencias entre los proponentes que puedan afectar a sus



valoraciones.  Análogamente, cada



proponente cree que no hay razones para considerar, antes de que se celebre la



subasta, que hay diferencias entre los demás proponentes que puedan afectar a



sus valoraciones. Por tanto, cada proponente cree que la distribución de



probabilidades sobre la valoración de cada uno de los demás licitantes es la



misma.








5.    Hay n



licitantes que son neutrales al riesgo así como la entidad estatal, ya que los



proponentes no incurren en ningún coste por participar en la subasta y por



tanto, todos los proponentes existentes, cuyo número es conocido, participan en



la subasta. La neutralidad ante el riesgo de los licitantes es conocida no sólo



por la entidad estatal sino también por cada licitante.








6.    La



entidad estatal vende algo que valora en cero pesos.








7.    El



pago a realizar en la subasta depende sólo de las pujas realizadas y por lo



tanto, el precio es igual a la puja final; se consideran funciones de puja



lineales y crecientes con la valoración de forma que la puja del proponente i



sería: b
i =



aivi , 0 = ai  = 1.











El precio con el que se asigna la subasta es al licitante



que más lo valora y este le asigna un valor monetario, basado en sus creencias,



costos y gustos. El precio mínimo aceptable es cero, es decir, la entidad



estatal está dispuesto a vender lo que se subasta a cualquier precio positivo.







8.   



Los proponentes deciden sus pujas



independientemente, sin ponerse de acuerdo o coludir al realizarlas, es decir



son estadísticamente independientes.








9.    Si la



entidad estatal realiza la subasta a través de un agente tampoco hay colusión



entre ese agente y algún o algunos proponentes.








 







Entonces:







 







El proponente i, considerando que la valoración de los demás está distribuida



uniformemente entre 0 y k donde k > 0








 







bj = ajvj ,  0 = a= 1







 







El proponente i gana la subasta cuando realiza una puja igual a bi







 







Se cumple que:







 







Pr (ganar/bi) = Pr







 







Entonces el licitante escoge



la puja bi que resuelve:








Max



 (vi – bi



)
 bi








                  







¿















 















 















 















































 =







 







bi =   (Usategui, 2008, p. 30).







 







Con lo anterior se demuestra que a medida que



crece el número de licitantes las pujas se acercan a



las valoraciones (Usategui, 2008, p. 30), disminuye la puja



óptima y mínimo deberán participar en la subasta dos licitantes porque de lo



contrario el denominador será cero; el adjudicar bajo esta puja garantiza al



subastador el mayor ahorro posible y por lo tanto la maximización de sus



recursos.








 







¿Se maximizan los recursos del estado? Análisis



del incremento del número de licitantes para una subasta inversa









 







Es



posible evidenciar el efecto que tiene incluir más licitantes en la subasta



inversa, incrementando el valor de n en la forma general de la ecuación bi =  








Por ejemplo



se supone que tomó una valoración de Vi= 0,7546, es posible ver como ante el



aumento de participantes de la subasta, se disminuye el valor de la puja



óptima:







 







Tabla











Número de



Proponentes contra la Puja




























Proponentes











Puja óptima



















2











1,51



















3











1,13



















4











1,01



















5











0,94



















6











0,91



























Nota: Se



establece una valoración del proponente Vi= 0,7546







Gráfica



1.








Puja óptima















Nota:



Cálculos del autor.







Esto puede



suceder debido a que la probabilidad de ganar la subasta se hace cada vez más



pequeña, por lo cual el proponente deberá pujar lo más cercano a su valoración



para incrementar la probabilidad de ganar (Parra, 2013, p. 18).







Gráfica



2.








Puja óptima con el aumento de número de proponentes







 















Nota: Fuente: tomado de



“actitudes hacia el riesgo en la subasta en sobre cerrado al primer precio



trabajo de grado para optar por el título de magister en economía Gerardo Parra



Santana, 2013, p. 18.







 







 







De este modo se evidencia que las pujas se



acercan a las valoraciones al aumentar el número de licitantes, y por lo tanto,



disminuye el precio de adjudicación, debido a la competencia que se presenta al



querer cada proponente llegar a su valoración. En las subastas inversas los



proponentes no tienen una estrategia dominante; por el contrario, la puja



óptima depende de lo que pujen los demás. (Usategui,



2008, p.13).








 







Si un



licitante es neutral al riesgo, escogerá la puja que maximiza su ganancia



esperada. La probabilidad de ganar la subasta aumenta con la puja que realice y



depende de sus creencias acerca de las distribuciones de probabilidad y sobre



las valoraciones de los demás licitantes
(Usategui, 2008, p.26).








 







Cada



proponente se dará cuenta de que al aumentar el número de licitantes será más



probable que otro licitante pare el reloj antes que él. Por tanto, cuando



aumenta el número de proponentes cada uno reacciona disminuyendo su puja (el



precio al que está dispuesto a parar el reloj), para que no se reduzca



demasiado la probabilidad de que él gane la subasta. Así, las pujas se acercan



a las valoraciones al aumentar el número de proponentes y por tanto la mayor



competencia entre estos permite que el precio obtenido por la entidad estatal



se aproxime al que podría conseguir si tuviera información completa sobre esas



valoraciones (Usategui,



2008, p.26),



el



número de lances refleja la acción agresiva en la competencia.








 







Una de las conclusiones más importante de la



literatura económica en cuanto al tema de las subastas es la relación entre el



número de licitantes con el precio que un subastador recibe, al establecer que



entre mayor sea el número de participantes, a la competencia que se presenta



(lances que se ven en los procesos), será menor el precio al que se adjudica y



mayor el ahorro para la entidad pública (Prada, 2005, p. 15).







 







De



igual manera, para llevar a cabo una subasta electrónica exitosa se encuentra,



entre otras que el alto número de participantes en la subasta, genera un menor



precio y un mayor ahorro. En otros términos, al aumentar el número de licitantes



se presenta mayor competencia entre licitantes, lo que permite que el precio



obtenido se aproxime a sus valoraciones (Prada, 2005, p. 13).








 







El



sistema de puja a la baja induce a los proponentes a revelar el verdadero



precio de mercado de los bienes y servicios que producen o comercializan,



siempre y cuando la puja se realice en un ambiente competitivo (Prada, 2005, p.



5).







 







El



objetivo de este procedimiento es que el aumento en la competencia, es decir en



el número de participantes, fomente un comportamiento más agresivo. En estas



circunstancias, los precios tienden a ser los de eficiencia. Esto se conoce



como el efecto de competencia (Harrison, 2008, p. 23).







 







Generalmente,



la entidad estatal busca su función objetivo: la optimización traducida en el



mayor ahorro de recursos



para el Estado; lo logra vendiendo al menor precio posible



traducido en la asignación al proponente que más lo valora.  Cuando a la entidad estatal solo le preocupa



el excedente que obtiene y es neutral al riesgo, entonces,  tratará de aumentar su ingreso esperado,



conformándose tan solo con vender a un menor precio y no al menor precio



posible (Usategui, 2008, p. 36).








 




















 







 


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SANDRA LUCÍA LÓPEZ PEDREROS

Otro Servidor Público

Entidad: INSTITUTO NACIONAL DE METROLOGIA

Equipo: Control Interno

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